miércoles, 30 de enero de 2013

“Comercio Carnal ¿Inmoral?”




“Pecador”, “desvergonzado”, “inútil”, “inmoral”… son algunos de los adjetivos que usan principalmente algunos religiosos en ejercicio para llamar a una persona que comercia sexo en este país, y claro si para la gran mayoría de colombianos él solo sexo en sí mismo es un Tabú, el comercio de sexo en su faceta mas conocida que es la prostitución, es casi un sacrilegio y el que comercie con él es rechazado socialmente como un ladrón o un asesino en el mejor de los casos. Citando a una profesora de Psicología Española que afirma: “…es poco el valor que se le da a la vida de una prostituta en nuestra sociedad. No se les considera como al resto de ciudadanos y damos por hecho que son personas de 2ª categoría” [Karmele, 2009, Exclusión social y prostitución] la cual es una afirmación bastante fuerte y que a la vez se ratifica en la vida cotidiana de muchas sociedades.

Pero qué entiende un colombiano por comercio de sexo?; pues en general el colombiano que ve RCN, Caracol y no lee más que estados de Facebook, es una persona que entiende el comercio de sexo únicamente como prostitución, concepto que dista mucho de la realidad, puesto que a pesar de ser su manifestación mas representativa, el mercado del sexo de la mano con la globalización ha adquirido muchas vertientes distintas que van desde el videochat erótico, pasando por las masajistas, las líneas calientes hasta los clubes swinger y los productores de pornografía, “Con juguetes, turismo sexual, pornografía, pastillas y sexo on line, la industria sexual es una de las de mayor crecimiento. Se dice que, junto con el de las armas y el de las drogas, el mercado del sexo es uno de los que más dinero mueve en el mundo: 60 mil millones de dólares y 250 millones de consumidores” [editor dj, revista semana21] las cuales son cifras bastante grandes para cualquier negocio
.
Este negocio con sus diversas caras ha venido tomando cada vez más fuerza en Colombia, debido a que es una alternativa de empleo y en este país, solo eso lo hace muy atractivo. Las prostitutas, las escorts, las modelos de páginas web han venido creciendo en número debido a que, además de ser una opción de empleo cuenta con diversas facilidades como que no se necesita educación previa ni preparación académica para comerciar, los salarios pueden llegar a ser mucho más altos que el básico nacional, no necesariamente hay horarios fijos, no se necesita una gran inversión inicial para empezar, no es necesario hacer mucha publicidad ni por mucho tiempo entre otras. En el tiempo durante el cual laboré en una empresa de videochat erótico corroboré de primera mano que la mayoría de las personas que llegan a trabajar en ese tipo de negocio cuentan con poca educación, (muchas veces ni siquiera han logrado terminar la educación secundaria) y siendo plausible también que para tener sexo con otra persona no se necesita ninguna clase de preparación técnica ni capacidades especiales se concluye entonces que en general, es un negocio muy atractivo para el colombiano desempleado y no educado promedio.
Cabe recordar que el comercio del sexo manifestado en prostitución no es una actividad para nada nueva, pues se tienen evidencias en registros históricos de que esta es tan vieja como la escritura, y se remonta a las civilizaciones de la antigua Grecia, la antigua Roma y del imperio chino de hace más de dos mil años y a pesar de que en cada cultura ha sido tomado de distinta manera, en general ha sido rechazada socialmente pero aprobada por la ley. La misma Biblia nos narra la historia de María Magdalena, donde ya en tiempos de Cristo, era una profesión totalmente arraigada en las costumbres sociales de la época.
Esto es común a ciertos casos actuales de países donde la prostitución es legal como Holanda, Alemania, Suiza, Austria, Grecia, Letonia, Hungría y Turquía, en España y algunos estados de Estados Unidos donde las condiciones para las trabajadoras sexuales son mejores que en otros países y sin embargo el rechazo social sigue siendo una constante.
Ese rechazo social es lo que me parece inconcebible pues con qué derecho se puede discriminar a alguien por que vende su cuerpo? acaso no todas las personas tienen prácticas sexuales? alguien no práctica el sexo también por placer? o tal vez estas personas están irrespetándote al vender su cuerpo, que no es sino de ellos?... Que “quien esté libre de pecado tire la primera piedra” como dice la biblia a la que tanto se apegan algunos que critican la prostitución como por ejemplo un pastor Hondureño de los testigos de Jehová el cual dice: “Dios no ama a las prostitutas, Cristo no ama a las prostitutas!” y lo hace basado en versículos de Ezequiel de la biblia donde se dice que: “las prostitutas son indignas y destruyen a la sociedad” además de que este presenta un discurso de odio e intolerancia basándose en que si te juntas con alguien indigno te vuelves indigno a los ojos de Dios. [Juan García Arzú, Youtube: Prostitución en la casa de Dios, 2012].
Este pastor y otros que difunden estas creencias entre sus congregaciones son muy dañinos para la sociedad pues promover una actitud de rechazo hacia los demás es altamente corrosivo para la sana convivencia de las personas. Esta actitud de rechazo no la debemos permitir ni protagonizar por diversas razones entre las cuales está que la proliferación de este negocio se debe a la falta de oportunidades de educación y trabajo de nuestro entorno. Y según investigaciones hechas por psicólogos como la realizada por el psicólogo Hondureño Ulises Tomas [Entrevista con una prostituta, 2011], se ha determinado que en la mayoría de los casos estas personas comercian sexo por necesidad.
Además hay que dejar de ser tan hipócrita y ciego ante la realidad que nos rodea, simplemente al salir a la tienda se ve publicidad enmarcada en el deseo sexual mayormente en carteles y empaques que muestran los cuerpos de mujeres atractivas para hacer un producto llamativo, al prender el televisor se encuentra que la gente que trabaja allí es gente en general atractiva físicamente y esto ya tiene un trasfondo de manipulación de la gente a partir de su deseo sexual para lograr un efecto comercial. E irónicamente este uso de la sexualidad se ve en general con buenos ojos.
No es nada lógico que personas de ciertas creencias religiosas y grupos sociales estigmaticen a la gente que comercia con el sexo primordialmente porque con su actividad los únicos perjudicados son ellos mismos y no están haciéndole daño a nadie, tenemos que abrir un poco la mente y dejar de ser tan inmediatistas al juzgar a los demás, recordemos que los prejuicios históricamente han traído más problemas que beneficios.
En Colombia por ejemplo la situación legal del sexo como negocio es contemplada en el código de policía vigente en su capítulo 4, articulo 47 donde se aprueba la prostitución como una actividad económica legal y pone como parámetro restrictivo para su ejercicio la edad de 18 años y que sea realizado por voluntad propia; Y en adición los entes reguladores del comercio como la DIAN y el ministerio de Hacienda, reconocen estas actividades como actividades económicas legales. Y entonces; si la ley ya ha dado el paso de aprobar este fenómeno, por qué se sigue rechazando a estas personas? acaso no se entiende que son personas que llegan a ese negocio por necesidad y falta de oportunidades y educación? no se reconoce aún como una actividad laboral?
Personalmente espero que en este país deje de proliferar tanto este tipo de comercio pues a pesar de que entiendo que estas personas no son malas ni las juzgo, no creo que sea bueno para la salud mental e incluso hay estudios de psicólogos como el de Ulises Tomas [Entrevista con una prostituta, 2011] que respaldan esta creencia de que tener que vender el cuerpo es malo para la salud mental y para las emociones de una persona. Además anhelo que en el corto plazo nuestra sociedad acoja a estas personas, les brinde comprensión, reconozca la actividad como algo legal y si es posible que se les brinde ayuda a para encontrar alternativas de trabajo menos perjudiciales psicológicamente que el comercio sexual.
Estevan David Lerma

Bibliografía: